Una rebelión. Los habitante nativos de las Siete Ciudades están inquietos por la promesa de un alzamiento contra la sumisión al imperio de Malaz (cuyo régimen, en general, es un trasunto de la Pax Romana), inspirados por una profetisa del desierto que aguarda a su vez la señal de una diosa demente para desatar un torbellino de muerte y destrucción y dar comienzo a una campaña de atrocidades inimaginables.
Una purga imperial. El estamento nobiliario del imperio está siendo purgado con fiereza por orden de la emperadora. Una joven noble de apellido conocido para el lector del primer volumen, apenas una niña, es arrastrada por las calles, vilipendiada junto con otros supuestos traidores y enviada a las minas de otataral, el mineral anulador de magia que sustenta al imperio. La joven hará todo lo necesario para sobrevivir. Absolutamente todo. Y su destino y las acciones de sus acompañantes cambiarán la faz del mundo, aunque por el camino haya que atrapar a un dios en el plano mortal y asumir el manto de una profetisa asesinada para conseguir enfrentarse a la causante de la destrucción de su familia: su propia hermana, servidora imperial.
Un éxodo. El de miles de ciudadanos del imperio que huyen de la revuelta, aglutinados bajo el mando de Coltaine, caudillo de un pueblo de fieros jinetes y antiguo enemigo del imperio que ahora sirve como comandante de sus ejércitos. La gesta de Coltaine y sus hombres, perseguidos sin piedad por un enemigo implacable es, sinceramente, de lo mejor que ha ofrecido la saga de Erikson hasta la fecha, una verdadera épica construida con el polvo y el hierro de un ejército en retirada, lastrado por el cansancio y la disensión interna, una Anábasis cruel y sin concesiones destinada desde un principio a una tragedia inconmensurable, pero también a ser una leyenda que deje su marca en el mundo.
Y la Casa de la Muerte, situada en la Utan, la capital del imperio de Malaz. Que es un Azath, uno de los inquietantes lugares repletos de misterios y secretos que aparecen para absorber amenazas mágicas de gran potencia; el equivalente de un Deus ex Magicka que usa Erikson en los Jardines de la Luna, pero que aquí empiezan a adquirir una cierta relevancia y esta en particular aparece como destino y búsqueda de una parte de la narrativa.
Y por supuesto, viejos conocidos de los Jardines de la Luna (aunque no todos, otros se encuentra librando batallas en otros campos, ver el tercer volumen de la serie), lo que incluye asesinos con conciencia imperial, ciertos sabuesos de gran alzada, algunas divinidades y otros seres, además de una cohorte de nuevos personajes de historias y motivaciones complejas (como en el caso de Icarium, un semidiós que no sabe que lo es) que posteriormente se revelarán como importantes actores dentro del mundo de Malaz, tejiendo una sorprendente red de causas y efectos, de pasados distantes y amenazas futuras.
En resumen, otro triunfo para Erikson y otra delicia para el lector aficionado a la fantasía, que disfrutará con este libro repleto de conflicto, compasión inesperada y humor de soldados.
Reseña publicada originariamente en Bem On Line
ISBN:978-84-9800-587-5
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